Viabilidad económica y ambiental de la desalinización del agua para uso agrícola
El agua desalada no es asequible para la mayoría de los cultivos; puede que sólo lo sea para los cultivos de gran valor, especialmente cuando se subvencionan los gastos de inversión. Como el agua salobre contiene menos sal que el agua de mar, se prefiere desalinizar aquella, cuando la hay, con miras a su utilización en la producción agrícola. Por otra parte, se prefieren las plantas desalinizadoras situadas cerca del lugar donde van a ser utilizadas, para reducir al mínimo los gastos de transporte; sin embargo, en lo que respecta a su funcionamiento y mantenimiento, las plantas entre pequeñas y medianas tienden a ser menos rentables que las grandes.
Los programas de desalinización deberán estar integrados en una ordenación de los recursos hídricos en la que se apliquen las mejores prácticas de gestión del agua (necesidades de lixiviación, métodos de riego mejorados) y se seleccionen cultivos apropiados resistentes a la salinidad. Se deberá estudiar las dimensiones y la ubicación óptimas de las instalaciones y mejorar la gestión de las plantas más pequeñas (automatización de las operaciones; conocimientos de los agricultores sobre los procesos operativos; capacitación de los encargados de realizar las operaciones).